La Maracuyá su nombre científico es (Passiflora edulis) conocida como la pasionaria o “fruta de la pasión” es una baya oval o redonda, de entre 4 y 10 cm de diámetro, fibrosa y jugosa, recubierta de una cascara gruesa, cerosa, delicada e incomestible. La pulpa contiene numerosas semillas pequeñas. Su principal característica es el sabor ácido y su riqueza aromática. El color presenta grandes diferencias entre variedades amarilla y roja, se la considera de uso afrodisiaco.

Se considera originaria de la región amazónica, de ahí se extendió por toda Sudamérica, está adaptada a regímenes más o menos tropicales.

La fruta contiene vitamina A, C, potasio, fosforo, fibra, hierro y magnesio. Y sus principales beneficios son: Alivia síntomas del asma, ayuda a reducir el colesterol malo, ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, ayuda a prevenir el cáncer, ayuda a bajar de peso, ayuda a prevenir y combatir el estreñimiento, relajante antidepresivo y actúa contra el insomnio.

La Maracuyá se puede preparar de muchas formas ejemplos: zumos, postres, cremas, aceites, yogurt, mermeladas, licores, helados, pudines, enlatados, confitería y vinos como el de BRIMA.

El vino de Maracuyá marca BRIMA tiene un perfecto color dorado claro sin llegar a ser pajizo. Casi siempre brillante debido a su alta dilución y escasos materiales insolubles. Si existe un vino prodigo con su aroma primarios (los de la fruta) es el de maracuyá, solo comparable con algún moscatel o albariño. Su génesis a partir de una fruta con alto contenido de ácidos lo hace en boca un vino impetuoso, pero a la vez armónico y sensual.

El maridaje sus mejores cualidades afloran cuando no debe competir con platillos altamente condimentados. Insuperable al momento al momento de acompañar mariscos, pescados y ensaladas frescas. Buena opción como bebida refrescante. Temperatura optima, entre los 6°C y 7°C.